jueves, 20 de octubre de 2011

Fuga

20 de octubre del 2011

Anoche. En Andy’s Corner Bar me sirvieron la cabeza de un perro y la cabeza de un pescado. Fue una de esas fugas por donde no hay nota que se expanda. En la victrola quise buscar a Bach. Pero ya me han repetido mil veces que en la victrola no lo voy a encontrar. Y me conformé con Frankie Valli y su voz de castrati.

Cuando estaba orinando en el baño del bar entró, por la ranura de la ventana, un cierzo y me sentí feliz. Y no supe por qué me quedé allí más tiempo. Tal vez la felicidad me detuvo. Me senté  en el inodoro a esperar. Tampoco estoy seguro si esperé porque quería que parara de entrar. Que afuera se detuviera la razón por la que soplaba. O. Y. Si estaría allí sentado hasta que alguien derribara la puerta en mi búsqueda y me escoltaran a mi banqueta frente a la cabeza de un perro y la cabeza de un pescado y, en ese tramo hasta mi sitio, sería incapaz de verbalizar lo que había sucedido (la felicidad) (el cierzo).

Y hubo un borrón. Cometí el error de tocar la caoba fría y oscura del bar. Fue una sensación tan fatal que tuve que irme a otro borrón. Al final de un largo espacio de cosas que hice y quise decir, he puesto una botella de agua al lado de mi colchón. Me tiene preocupado una sabana llena de jirafas. Se mueven de derecha a izquierda en la pared del cuarto. Cuando las miro con el rabillo del ojo, lo que se mueve es el amarillo opaco de la pared con sus parchos de humedad. Tendré que pintar en abril.

No hay comentarios: