miércoles, 5 de febrero de 2014

Su hilandera la lluvia





Con su hilandera la lluvia al sacabuche (Dario Castello) arruina su oleaje pulmonar antes que pueda sacarme los zapatos. La ventana, dos pasos, de repente en el vidrio se traga el resto, quiero decir En vez del silencio, Resume su rigidez el nubarrón, su transporte de enormes cartaginenses,/ y, también una ciudad cretina, y, la vuelta de la ventolera avisa, lengua y fanfarria, a los morales en susto la helada. Todavía, casi al doblar el espinazo, se me ocurre que pudiera caminar hasta los huesos sentir su génesis, la contaminación de su ADN. O no. Cerrar los ojos. Frotar La transparencia en los dedos, en una fogata donde comienza la idolatría. O una dulzaina. Pero no. No habrá que temer un diluvio hoy. La tina ya está llena.

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