martes, 25 de julio de 2017

Diario de verano (Los nísperos)

Nísperos y un pájaro de montaña (Anónimo) Dinastía Song del Sur (1127-1279)


(Hace un rato)

A estas horas los nísperos están lejos. Sus soldadas cáscaras, romeros, en algún canto se extienden ombligadas. Cree, cada vez que les da un corte (imaginario) la razón de la doblez le reactiva para seguir hasta el cuarto y allí dormir. Sin embargo, julio le parece septiembre. Por las rendijas un insomnio. Ruptura tal, no sabe, de verdad, si mañana quisiera repetirse para tener que encajarse en la queja. Esto – y pone lo escrito aquí- no se excusa. Por mucho que en letanías o acercamientos espeje, los nísperos seguirán en ese espacio, setas de sus conciencias, naranjas negras.


(Posiblemente mañana)

A esta hora colgado, soberbio. Verso encabellado. El tupé- ayer- hacia los nísperos. Repone ganas -ha visto en la lejanía de esos ojos su rastro hacerse demonio. La camisa arrugada y la panza en medio, tensa, cerveza, artesanía. Y ajustado el ministerio de sus sufragios. O. Andamio, huerta en el culo los gusanos que le trepan. No dejan, y lo dice sin ninguna vergüenza, de trepar, día y noche, ese calendario, fugas de mierdas, y otros ponderadores detalles prolijos. Poco de cabecera y flojo ante Danilo Kis, y más bien un proverbio lejos de China, pone –tongas- en ese montón borrador. Asumiéndolo está, vaya, casi se lo cree, aunque los nísperos lejanos.   

No hay comentarios: