domingo, 23 de enero de 2011

Yo (el arco de Cáparra y el silencio)

23 de enero y 2011


Después del dolor, hoy me traga el silencio.

Estoy debajo del arco. El arco de Cáparra. Es un arco que lo único que sabe es de silencios. Aquí todo lo rodea una impenetrable quietud, un exceso de luz, un repello que repela hasta el aire. Por dónde llega tanto silencio. No lo sé. A la sombra de las tres de la tarde, busco en una de las cuatros sombras, tirar la esterilla. Qué haré debajo de este arco cuadriforme por 15 horas. Me quedo dormido. Yo (el arco de Cáparra y el silencio).

Me despierto. Las hormigas han llegado. Negras y gigantes. Han trepado por mi mochila. Las tengo en la camisa, subiendo diligentes por las piernas y los brazos. Han rodeado la esterilla y se amontonan contra sus bordes. Es que quieren cargarme, sacarme de aquí. A dónde me llevarían si las dejara. A cuántos se habrán llevado de aquí. Cuántos pueden haber pasado por estos 4 arcos, si habrán sentido este silencio como yo hoy. Les huyo a las hormigas. Sigo mi camino hacia el norte.

También, hoy, me percato que el silencio será aún mayor. La madre de Ramoncito me ha devuelto La guía de la Ruta de la Plata. Ramoncito se ha apropiado de varias hojas. Entre ellas está el tramo que comienza en Galisteo, pasa por el arco de Cáparra, y termina en Aldeanueva del Camino.

Le intento explicar a la señora, tal vez para consolarla, que las guías sirven de muy poco.

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