martes, 27 de diciembre de 2011

Marranas 34


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Es una de esas cifras de los canjes. Una de esas tensiones perpetuadas por la esperanza. Ella tiene en sus cuentas una caja de números reparados por las mejores manos del mundo. Y cuando uno se acerca. Bien cerca. Los poros son cráteres grasosos.

La sensación de una modernidad nos pasa por ese túnel hasta el otro lado cuando las cuentas cuadran y el corazón no se entrega porque no flota. Ni siquiera plomos. Una red de profundidades. La blancura de los inodoros.

La indiferencia. Su tumulto. Una sección en el departamento donde se reparte la fe con la mano en el interruptor de la luz. No hay milagros. Creo que mis intestinos giran. Meto en el buñuelo toda esa resistencia de los movimientos antes de cagarme de risa.

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El reconocimiento. La recompensa. Los accidentes. Un océano efectivamente en peligro de succionar su propio desastre. Una de esas cosas que está por pasar y nadie es capaz de salir de ella. 

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