sábado, 3 de diciembre de 2011

Yo tengo una capa, dengue

3 de diciembre y el 2011


Un cuerpo para no xxxx. Una instrucción sobre la espalda. No para que cargue. No para que el color del [a, b] intervalo cerrado de la piel sea tentáculo o fusta. Y. O. Breviario de lo genuino. Un tronco (corteza) de intuición. Un Miguel de fuego. Una torpeza de nobles consejos. Un necesario. O. Y. El momento cuando se cruzan facones y nelumbios con la rumba y el desespero de la milonga. No. Tampoco. Se aprende a contraer la luz como una enfermedad de origen. La apertura de los deseos aparecen un día en las hojas de un flamboyán. En el filo del sol de Broqua y Scholberg.  Brillos de anónimas antesalas. Aquello. La magia. Un cocido para que el olvido ponga al desdén en su sitio. Un cuerpo para no xxxx.  

Y cómo entra la luz. Y cómo entra. La plata de las cosas se fía en ese mete y saca. Una restauración para que exista el gesto. El giro de las caderas. Para que reine el temor de la sangre que sobre todos danza con tan sabroso meneo. Es simpleza sin concentrarse en la armazón. Una cómplice. Un lugar  propicio. Una capa de oro y de plata, dengue. A que no te agachas, dengue.  

Luego. Que arranque la luz mi día, dengue. Como carne, dengue. Como alimento, dengue. A que no vuelves, dengue, a nacer para buscar mi capa, dengue. A buscar su paso, dengue. A pesar su cuerpo, dengue. A encontrar su peso, dengue. Seferis, dengue. A que no te agachas, dengue.      

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