miércoles, 22 de enero de 2014

Nieve (1, 2)

Edipo y La Esfinge (1864) Gustave Moreau

1

Anoche flotó la nieve, padre. Y no se atrevió hasta esta mañana a descansar en los techos. Todavía creo en esos abruptos momentos de la suspensión. Ya me conoces- témpera- monocromático, insoportables acúfenos. Y cuando apareció la luz, recordé el zarzo que alguna vez quemé una noche hasta perder los dedos. Y cuando no aguantaba más, Corinto se alzó frente a mis ojos -enalbado en mierda de aves- y, contra los inmemoriales muros, a una mujer le sacaban fotos como a Mónica Vitti. Y cómo no contártelo todo. Tú, ciego a las visiones, me pasaste, babélico, un caramelo de menta.

2

Las latas brillan, madre. Se parecen en algo a la nieve. Las abres y siempre te queda en redondel esa sierra. Luego, el vacío adentro. Las sobras. El poco olor queda en el aire hasta que se tira en la basura los restos. Y afuera, como hoy, en polvos la sierra corta los acomodos, justo el mundo en su lugar, en añicos de olvidos la nieve. Tus años y los míos. Incurre mi dolor, fáustico, femenino- te mueves (en) este gesto inútil (por) aquella cocina igual que tu madre, mi abuela Margarita Durán.

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