viernes, 20 de enero de 2017

Erase como si de los recodos la lujuria


Vista inesperada de Remedios Varo

Erase como si de los recodos la lujuria estirara su falange oxidada y sobre la piel se reventase en un gallinero de Piñeiro. Le miraba a los ojos toda La Casa. Le ponía talcos, un toque maestre: copa de cristal rajada, un borde del plato portugués con lunar blanco, la cremallera de un pantalón trabada en su escalera, y desde la cual llega el ruido de una escoba que barre sin barrer. O. Erase como de las espurias el movimiento, y en su inversión, percatara La Asunción de los libros trabándose en las maderas, repitiendo con La Casa la misma historia como un cuerpo celestial entre sus nudos. O. Erase como un rapto acondicionado por la textura de los cueros en reposo del sofá, la misma sala, en medio la mesa, y sobre ella el rectángulo del vidrio, y en él, el cetro como un templo del chan repleto de osamenta, y florero naranja al lado o cariofilinas.

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