miércoles, 24 de abril de 2013

Cinco flores y una mariposa nocturna


Feosia tremula


1
Áster, cúmulos violetas, la mañana. Pienso doblar sábanas y fundas, tocar, como siempre, un instante el rastro del cloro, el último momento del sueño, antes de buscar mancuernas y penachos en este mar de polen. La espero.

2
Le agradezco a los tulipanes el príncipe valiente que en mí dejó su traje apretado y sus botines al lado del colchón. En algún momento, por distancia o convenio, a espaldas de mis días los campos de algodón se volvieron una pena, hasta eso me dolió, cuando era necesario que aprendiera a amar.

3
Margaritas o colirios. La grupa donde corrió el agua y vi los choncholíes girar sobre sus picos antes que pudiera reconocer el cinquillo de la fragilidad. Quisiera domar aquella mirada cuando todavía no tenía nombre.

4
En una sopa. Amarillos y verdes. El campanazo del sol tirado bajo el agua. Tarde en la noche, después de tequilas y abrazos, me espera la calabaza con su flor.

5
Feosia trémula. Mis taquicardias, aquí y allá, en ese gris del invisible. Con una hebra de camándulas me voy acercando para no asustar a nadie.

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