viernes, 12 de junio de 2015

El deseoso (Prometeo)

Prometeo, Rubens y Snyder

Anoche la híper calidad, la supra fracción, el topónimo Llanfairpwlllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch, y sus inversiones me agarraron sentado. Prefiero, beber de pie, sin embargo. Las circunstancias de pie como el cien por dos ceros aguantado. Es claro filtro, le declaro a los amigos. Habría que ver lo que un Tanqueray de buen destilar puede gotear desde las tupidas carótidas. Esa claridad La Llamé como se invocan Las Lastimeras desde La pena en el desierto. Allí, profeta en el linóleum, oscurísimas rapaces oteando, caí de rodillas, rendido en sus garras el hígado. Como ese cuento chismológico que contaban en el barrio. Penetraba todas las noches un pájaro innombrable y le chingaba a la mujer sin él poderse despertar. Y cuando quise levantarme, 12 horas hacía que allí estaba de baba y gástricos sobre mis sobras. Clamando por Ovidio acepté la temperatura, pues dijo el canal 2 No llegará a los 20. Y tuve que, a tumbos, recitando las Eneidas, recoger las pastillas de la alergia antes que Isabel, a las tres de la tarde, pida churrasco con papas, y lechuga para Brutus, la tortuga.

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