lunes, 1 de junio de 2015

Viaje a Los Adirondacks (La carretera)


La carretera. Como abunda el pasar de la rosa construida, sus desbordes, por lo tanto, por el sonido de “ser” penetra por las ventanillas, sale por las ventanillas, choca contra el parabrisas, y el silbido que atrás deja, si alguna vez fue caracol de mar o la mar misma, se percibe en el movimiento por el cual escala la conversación. Y se repite. Abunda. Aguantamos el andamio que nos acerca a Lake George, el humeante desplazo, imperceptible, de las montañas que, disueltas y anónimas, regresan para luego transformar sus espaldas en distancias. 

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