lunes, 9 de enero de 2012

La presa


9 de enero del 2012
Azuza que azuza. La lucidez de la llama. Hombres de montería. El lado concentrado del silencio procura de carne a carne y especula su parapeto. Se levanta el fuego. Círculo alumbrador. Se intensifica sobre el oxígeno nocturno la jugosidad carnívora. Se asoma la fragilidad de la silueta. Punta del aroma su memoria. La cabeza de la bestia abrevia el tiempo. Su entrada está tallada en su retorno. Y allí, el crascitar y la chispa se esconden en lo prodigioso de la forma. La belleza se ovilla en un infacundo sacrificio.  

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