martes, 8 de enero de 2013

El fámulo se rasca el culo

Gerhard Richter (1962)



El fámulo se rasca el culo. Levanta (tan solo) de la urdimbre del salón de estar el dibujo de un mustélido secuestrado en una tetera de Meissen. La tacita, a un lado y sobre tres platos en el tejido, espera con su gatillo. Y en apariencia quiebra en silencio, el roce del pantalón por la entrepierna, el guante de felpa que equilibra, el espejo entallado, ahora caliginoso, por donde repasó la Señora el conteo, como en una tarde de caza, lo cóncavo: la orilla lábil de la porcelana en contacto con el agua, sucesivo el vapor contra lo claroscuro sus espirales fatuas, un acontecimiento que por acontecer se detiene enervado en un segundo gesto, en las contradicciones y las risitas, y demás. Y hay más, mucho más, lo inane en el florero, donde la luz de trancadas margaritas ofertan fierecillas, se defiende de un dragón de cristales y filos y hormas, rosados y mieles, hojaldre de pasteles y azules y linos blancos a disposición de las manos que recogen también la decepción, lo nimio, la inexpresiva tristeza, la grasa que dejaran los labios, y el rastro fecal de la caterva. 

No hay comentarios: