miércoles, 15 de diciembre de 2010

A la puerta de la sordera

15 de diembre y 2010



Armazones. Este edificio y sus ruidos intestinales. Seré ese garbanzo que rastrea los restos de mi madre. Qué digo. Suena el teléfono. Quién me llama.

Cuál ranura taponea mi madre para que yo no me escape de su cabeza. Sabrá ella cómo me he ido borrando en ese larguísimo intestino del tiempo. Soñará mi madre conmigo.

Afuera está a 10 bajo cero. Entra el frío por lo inesperado. Se establece una pequeña danza. (Escucho una larga queja de Morente). El piso y la cortina arrastran sus pies invisibles. Y tengo que ponerme un suéter. Qué ventanas de mierda.

Llego hasta el café y la estufa. Este peso, esta cornamenta de un viejo modo de vivir. En vez de escuchar mi respiración ojeo la puerta, oigo las escaleras crujir, afino bien el oído, meto el índice por el gatillo de la tacita de Limoge color Luis XV.

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